domingo, 21 de junio de 2020

El ejército de Flandes y el Camino Español (1567 - 1659)

Entre los siglos XV y XVII, la Monarquía Hispánica dio pasos de gigante hasta convertirse en el primer Imperio global moderno: unificación de la Península Ibérica excepto Portugal, con la conquista de Granada y Navarra; financiación de la empresa de Cristobal Colón que llevó al descubrimiento y colonización de América y la explotación de sus riquezas numerarias; fundamentar el asentamiento en el sur de la Península Itálica, en dura pugna con la Monarquía Francesa; alcance de la dignidad imperial en la persona de Carlos I, gracias a la política de alianzas iniciada por los Reyes Católicos.



Todo lo anterir sucedió en un lapso inferior a cuarenta años. 

Muchas naciones se hubieran dado con un canto en los dientes solo con haber conseguido uno de esos logros. La Monarquía Híspánica no dejó de hacer honor a la divisa que rodean las columnas de Hércules: Plus Ultra. Ultreyá. Siempre mirando al fin del mundo. 

En cambio, lejos de las resonancias gloriosas de las conquistas y las victorias militares, en la Vieja Europa fue capaz también de una hazaña logística sin igual en la época: la apertura y mantenimiento del conocido como Camino Español con el que se consiguió, no sin esfuerzo, colocar "una pica en Flandes". 

Flandes fue, al mismo tiempo, la joya de la corona y el motor económico de la Monarquía Hispánica, haciendo bueno uso de la plata americana y de las materias primas salidas de la Península Ibérica, y una de las causas del colapso del siglo XVII debido a los ingentes recursos que se pusieron al servicio del mantenimiento de esa joya durante la Guerra de los Ochenta años, que finalizó con la independencia de los Países Bajos. La monarquía de los Austria nunca llegó a ser la misma y se convirtió en una potencia de segundo orden europeo, por detrás de Inglaterra, Francia y la propia Austria. 

Posesiones de los Habsburgo


No obstante, el viejo león supo vender cara su piel. Los tercios españoles se enseñorearon de los campos de batalla del Viejo Continente desde las primeras acciones del César Carlos durante las sucesivas guerras con Francisco I de Francia. Primero, desplazaron a los ejércitos compuestos por mercenarios alemanes y, sobre todo, piqueros suizos. Luego mantuvieron a sangre y fuego su estatus contra los enemigos que se les enfrentaron: ingleses, franceses, protestantes alemanes, suecos, otomoanos. Todos ellos mordieron el polvo. 

En todas esas jornadas de gloria, el Camino Español que en realidad era una sucesión de rutas alternativas dependiendo de las posibilidades y la política del momento, constituyó el aparato circulatorio por el que se bombeaba sangre española a los campos de batalla del gris norte. Decenas de miles de soldados y cientos de millones de maravedíes discurrieron por esos caminos intentando, las más de las veces sin éxito, taponar las heridas por las que el gigante se desangraba. 

El "camino" español


No obstante, y así lo indica Geoffrey Parker, debemos hacer notar que el enorme esfuerzo desplegado, hubiera hecho colapsar a cualquier poder de la época. Lo que maravilla, aún a día de hoy, es que la Monarquía de los Austria fuese capaz de mantenerlo operativo durante casi ochenta años, muchos de los cuales transcurrieron en su período crepuscular, durante los que signos de la decadencia eran claramente visibles. 

El autor

Si estás interesado en narraciones de batallas y hechos heroicos, este libro no es para ti. Trata más bien de los entresijos financieros y logísticos de la empresa. Algunas veces farragoso, quizá un poco aburrido, aún así interesará a los aficionados al período.

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