domingo, 10 de mayo de 2020

Juego de Tronos

Siguiendo con entradas de la más rabiosa actualidad, he llegado al punto de comentar la adaptación a la televisión de la aclamada serie de George R.R. Martin, Canción de Hielo y Fuego (recordemos que este es el título real), de momento aparcada en el quinto volumen desde el pasado 2011. 

Juego de Tronos, la joya de la corona de HBO, se ha convertido en un fenómeno televisivo difícil de igualar. Ha tenido la virtud de ser una serie que ha congregado alrededor de la pantalla, no solo a aficionados del autor, de la serie literaria o de la fantasía en general, sino a aficionados a las buenas historias y los buenos personajes. Pasó de algo más de dos millones de audiencia por capítulo en los Estados Unidos, a casi catorce millones en la última temporada. 



En total han sido ocho temporadas en las que hemos tenido grandísimos momentos que ya quedan en la mmoria: la decapitación de Ned, el sacrificio de Syrio Forel, la Boda Roja, el combate entre la Serpiente y la Montaña, la batalla del Aguas Negras, la primera batalla del Muro, la muerte de Jon, la Batalla de los Bastardos, la explosión del Septo de Baelor, el Puño de los Primeros Hombres, la Última Noche, la batalla de Desembarco del Rey, la proclamación del Rey en el Norte, Podrick cantando... 

Ocho temporadas en que hemos visto el desarrollo de una miríada de personajes. Desde los castigados chicos Stark, Brienne, Sir Davos, Jaime, Podrick, Bronn, Meñique, Hodor, Theon Greyjoy, Daenerys, Cersei, Podrick, Varys, Melissandre, Missandei, Gusano Gris, Stannis, Tywin, El Perro, Ramsay Bolton, Sir Barristan Selmy... Tyrion.....



Todos ellos han sido bandeados por los azares del destino, se han visto al borde del abismo, se han recuperado y han vuelto a caer. Muchos han muerto, a menudo de las formas más variadas y truculentas... 

Y Tyrion, superiviviente como pocos, que se convierte en uno de los personajes más carismáticos y con más matices, quizá junto con Sansa Stark. Algo que pocos podrían suponer cuando los conocieron, superficial una, cínico el otro.... Carne de cuervo, ambos, aparentemente, pero poco a poco se van encaramando a una montaña creciente de personajes muertos y, aunque lo pasan realmente mal, consiguen sobrevivir. 



Las ocho temporadas se pueden dividir en dos fases bien determinadas: las primeras seis y las últimas dos. No solo por la duración (las primeras temporadas son de diez capítulos cada una, mientras que las últimas dos temporadas tuvieron solo siete y seis episodios, respectivamente), sino por un cambio brutal de ritmo que no gustó a todo el mundo. 

De ser una serie que se distinguió por el gusto por las historias, se pasó a una serie apabullante en lo visual pero que descuidó eso que la marcó. Quizá por las prisas en cerrar satisfactoriamente las ocho temporadas, pero ese descuido sirvió para no explicar en detalle la evolución de personajes clave y que la última temporada, salvo momentos estelares en la cabeza de todos, sea de lo más discutido de los últimos años y que incluso sufrió movimientos de fans pidiendo que se cambiara el final. 




La serie fue separándose progresivamente de los libros, al principio con cambios menores y luego cada vez más, pienso que preparándose para cuando llegara el momento de superar los libros publicados. La pregunta ahora es, ¿qué pasará cuando se publiquen los, al menos, dos libros que faltan? Si es que se publican, claro, que la cosa está por ver. Y, si se publican y el final difiere del mostrado en pantalla, ¿con cuál nos quedaremos?

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