lunes, 7 de diciembre de 2020

Joker

Con la frecuencia actual de actualización del diario, de más o menos una entrada a la semana, se viene acumulando mucho retraso y comentamos cosas que hemos visto, leído o escuchado hace por lo menos un año. 

Es el caso de Joker, una película que armó mucho revuelo a finales de 2019, cuando los tiempos eran más felices. Tuve la ocasión de verla con dos de esos amigos que, por mucho tiempo que pase sin verlos, es como si hubiera pasado solo un rato. Decíamos ayer, como fray Luis.... 

A diferencia de otras muchas ocasiones, el cine estaba prácticamente a rebosar, a pesar de que la sesión era, si no recuerdo mal, la última de la noche. Quién nos iba a decir que apenas un año después, ibamos a estar como estamos... Pero esta es otra historia que no tocaré aquí.

Joker es una revisitación, y van...., del icónico personaje de DC Comics y archienemigo de Batman. En esta ocasión, Arthur Fleck es un desgraciado que trabaja de payaso - anuncio en una empresa de mala muerte y vive con su madre, ya anciana y con  unos recuerdos que ponen en duda su salud mental, en un edificio de apartamentos que no es, digamos, de lo mejor de la ciudad. 

 


 

Arthur debe lidiar con su enfermedad mental, que le provoca irresistibles ataques de risa en situaciones de estrés, lo que a menudo le hace acreedor de duras miradas, cuando no de agresiones, por los que le rodean y no entienden su situación. Tan agudos son esos ataques de risa que no puede hablar, por lo que lleva una tarjeta en la que se puede leer su dolencia, en un intento de que los demás puedan entenderle, llegado el caso. Quizá por esta situación, Arthur es también una especie de fumador compulsivo. 

Pero Fleck tiene también un sueño: hacerse un nombre en el circuito de monólogos humorísticos de la ciudad. Apunta con gran disciplina los chistes que se le ocurren, añadiendo sin parar nuevas ocurrencias a su repertorio. Su sueño, la fama y el reconocimiento de los demás como un gran cómico, quizá le sirva para que su vecina se fije en él y, quizá, lleve su relación a un nivel más íntimo.

La película se desarrolla en un ambiente bastante claustrofóbico, siempre centrada en Arthur y sus paranoias. A medida que el metraje va avanzando, el espectador distinguirá lo que es real de lo imaginado, llevándose alguna que otra sorpresa. Aunque la que supone el origen del propio Arthur será una de las mayúsculas.

 

Arthur está muy mal...

 

Aunque el peso lo lleva Joaquin Phoenix casi en su totalidad, aparece también un actor de prestigio como Robert de Niro. Aunque Robert está dilapidando cada vez más este prestigio construido durante décadas a costa de engrosar la cuenta corriente participando en películas de dudosa solvencia, en Joker está bastante bien en el papel de Murray Franklin, un presentador de late show al que invita a Arthur. 

A partir de ahí, todo se desmelena en un final excesivo que poco tiene que ver con el resto bastante más contenido de la película. Supongo que es como el propio Joker, que finalmente se desmelena. 

Discrepo mucho con los que ponen a la película por las nubes. Sin la grandiosa interpretación de Joaquin Phoenix, no sería otra cosa que una película más en la lista de estrenos anuales. Le reconozco sin embargo la originalidad de su propuesta entre las películas de superhéroes de los últimos tiempos. Primero por centrarse en la génesis de uno de los villanos más reconocibles e icónicos del mundo del cómic. Segundo, por ser una película muy centrada en los entresijos de la mente que llevan a un personaje tan desmesurado. 

 

Tiene el ritmo en la sangre

Por supuesto, la escena de Fleck bajando las escaleras en un colorido traje y bailando una coreografía cada vez más espasmódica, se ha ganado por derecho un lugar en la historia del cine y ya ha sido parodiada en múltiples ocasiones.

En imdb tiene hoy una puntuación de 8,5. Excesiva para la película, insuficiente para el inmenso trabajo del actor protagonista.

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