1 de setiembre de 1939. Unos soldados polacos disparan a soldados del Reich destacados en la frontera entre ambos países. Ya tenemos casus belli y el resto es Historia.
Evidentemente el episodio nunca sucedió, pero a los jerifaltes nazis les importaba poco. Era el momento de conquistar un poco de Lebensraum, espacio vital, y a quién mejor que a los pobres polacos emparedados entre el gigante alemán y el coloso soviético.
Menos de un mes duró la resistencia polaca, hasta la caída de Varsovia. Su valeroso ejército, escaso de medios, no pudo resistir el empuje de la Wehrmacht y la puesta en práctica de las novedosas teorías bélicas de los militares alemanes.
Fue el comienzo de una guerra de pesadilla. Aproximadamente 60 millones de muertos, entre civiles y militares, en apenas 6 años de conflicto. La primera guerra verdaderamente mundial. La "industrialización del horror". Hoy Alemania, de nuevo unificada, es un país pujante, pero avergonzado de su pasado. Incluso mis compañeros de trabajo alemanes tienen esa percepción. Afortunadamente parece que han aprendido de sus errores. Lo mismo que Japón.
Pero no son sólo ellos los que deberían avergonzarse de lo sucedido. También los "aliados" deberían reconsiderar los hechos y hacer examen de conciencia. Pero en Nuremberg sólo se sentaron los de un bando.
Lamentablemente, la Historia la escriben los vencedores.
Una pequeña puntualización. Los soldados "polacos" que iniciaron la guerra con sus disparos en realidad eran comandos de las SS infiltrados que se pasaron al otro lado de la frontera para facilitar un Casus Belli a Hiltler y su camarilla de nazis,
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